... nos gustan las parejas de “muchos años”…
Nos gusta cuando te cuentan que hace 30 años que están
juntos… y que tienen una familia que funciona bien… con hijos grandes que van
haciendo su vida… que atravesaron el tiempo del jardín de infantes… de la
escuela primaria… el colegio secundario… de la facultad… que superaron, juntos, dificultades… problemas económicos… enfermedades… las buenas y las malas… y
que, con toda esa “mochila” encima, siguen juntos… la pasan bien… son felices y
siguen cogiendo… siguen cogiendo mucho... siguen cogiendo muy bien... siguen teniendo una buena vida sexual…
Cuando nosotros nos conocimos, hace nueve años, y comenzamos
esta “mágica” relación… sabíamos que era “algo especial”… los dos
veníamos de parejas de muchos años, que no habían terminado bien (lo que no
quiere decir que hayan sido malas, simplemente, “el final” había sido malo…)
Los dos conocíamos el “embole” de una pareja que empieza a
ser rutinaria, monótona… “cómoda… relajada”… pero aburrida. Los dos conocíamos
eso de “estar relajado”… de dejar de intentar seducir… de olvidarse de “tratar de gustar”
como una actitud, si bien, no permanente, pero sí, predominante…
Nos aterraba la idea de repetir las historias, y perder "la
magia"… ¿qué decidimos, entonces…??? decidimos, como pauta, como elemento “fundante”
de nuestra relación, que "no debíamos relajarnos"… que, a riesgo de no “estar
cómodos”, debíamos estar “siempre atentos”… que siempre debíamos mantenernos seductores, que siempre teníamos que proponer cosas nuevas, que no debíamos dormirnos… en definitiva, nos propusimos NO RELAJARNOS…
Nunca intentamos ser los dueños de la verdad… nunca intentamos decirle a nadie qué es lo que deben hacer… sólo quisimos contar nuestra historia… nuestra verdad…
Así es que, cuando uno de los dos sugiere un juego, el otro lo apoya, lo secunda y trata de aportar más ideas… fuimos incorporando fantasías (y realidades)… hicimos un blog, hicimos nudismo, tuvimos experiencias swingers… no podemos afirmar que estas cosas hayan sido las que hacen que la magia se mantenga y se potencie, pero, seguramente, aportan… y, cuando percibimos que “nos estamos relajando”, tratamos, inmediatamente, de modificar esa conducta que, a nuestro entender es perjudicial para la pareja…